LAS DOS CARAS DE LOS POLÍTICOS MEXICANOS
Personas de dos caras llenan el escenario político nacional. Sólo por nombrar algunas recientes: Arturo Zaldívar, Samuel García y Marcelo Ebrard. Ellos son políticos acomodaticios que recientemente han sido noticia, pero representan una larga lista de quienes han elegido “cambiar para progresar”, sin que les haya hecho mella alguna afectar sus principios, pues en realidad estos o no los tienen o algunos expresados en el pasado, les estorban.
Un caso patético, sorprendente y de dos caras, es el anuncio del ministro de la Suprema Corte de Justicia Arturo Zaldívar, al renunciar a su cargo, para dedicarse a apoyar, conforme lo mencionó, la “transformación” del Presidente López Obrador.
El 5 de octubre de 2019, al referirse a tiempos pasados y superados de la Suprema Corte, considerada por él como la época aciaga de la componenda y el contubernio, expresó: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior. Esto ya no sucede.”
Es increíble que la mismísima persona que así se manifestó, haya renunciado hace tres días al cargo de ministro de la Corte, para apoyar la campaña presidencial de Clara Sheinbaum, con quien fotografió sonriente. Además, el señor ministro, se pasa por salva sea la parte, el Artículo 98 Constitucional, que sólo le permite renunciar por “causas graves”. Éste, en su tercer párrafo preceptúa:
Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado.
Zaldívar es un caso patético y sorprendente. Por el momento, no ocupará cargo alguno, pero, como dijo, apoyará la “transformación”, lo que seguramente le dará un hueso grueso y pesado, de esos “portento”, para cualquier político nacional. Como AMLO ha manifestado su aprobación a dicha renuncia y es de esperarse que el Senado la otorgue por mayoría, ya que el texto constitucional no señala que debe ser aprobado por mayoría calificada, la decisión final estará a cargo de la Suprema Corte de Justicia. El caso es extraño: sería contrario a derecho, por ser violatorio de derechos humanos, obligar a Zaldívar a trabajar contra su voluntad. Si a pesar de los pesares, Zaldívar lo acepta, podría colocarlo en una posición de obediente y público lacayo de la 4T.
Qué triste es saber que la inmensa mayoría de nuestros políticos admira a nuestro Presidente, por su “habilidad política”. No les importa que mienta a diario. Lo que admiran es su “habilidad” de que la mayoría le crea. El mismo AMLO dice: “soy hombre de palabra” y se lo cree la gente, sobre todo humilde. Cuando se ve acorralado por una verdad que destruye su dicho, les echa la culpa a regímenes anteriores y a sus “adversarios”, a quienes acusa de corruptos. Quienquiera que admire a AMLO, a sabiendas de sus mentiras y falsedades, es un político mexicano en potencia.
Debido a su importancia, se añade, que el político mexicano destaca cuando además maneja la risa contagiosa, ya sea innata o adquirida. AMLO no la tenía. Era serio y corajudo. Cuando fabricó reírse, inclusive de crímenes, tragedias e infelicidades de otros, su imagen creció.
Otro caso patético similar es el Samuel García, gobernador de Nuevo León, quien afirmó que nunca dejaría el cargo, pues tenía un afán sincero de servir a los regiomontanos. Hoy, con cuatro años pendientes por delante, renuncia a la gubernatura para inscribirse como aspirante a ser nominado candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. La contradicción es obvia. Las dos caras salen a relucir. Es un político mexicano más, falto de palabra. Además, Samuel se acera a AMLO y lo recibe con sonrisas, y agrega que se trata de un buen muchacho. No cabe duda que Samuel García, habrá de contribuir al debilitamiento del voto de la verdadera oposición, el Frente Amplio por México, lo cual es obviamente del agrado de nuestro Presidente, quien, a más de cinco años en la presidencia, sigue en campaña.
Ebrard lleva en su haber, tres matrimonios y seis partidos políticos (PRI, Verde Ecologista, Partido Centro Democrático, PRD, Movimiento Ciudadano y MORENA). Al último lo tiene amenazado con renunciar. Quizás las dos caras sean pocas caras para él. Quizás maneje tres o cuatro. Se trata de otro político a la mexicana, lo cual puede extenderse al resto de los países al sur de México.
Las dos caras nos vienen de cuna. Al año siguiente de consumar la independencia de España, en septiembre de 1821, con el fin de establecer la República Mexicana y derrocar la monarquía, Agustín de Iturbide, contrario a haber expresado anhelos democráticos y republicanos, en mayo de 1822, se coronó emperador de México, con el título de Agustín I. Nuestro héroe, Agustín de Iturbide tenía dos caras.
Con la pléyade de dos caras de nuestros políticos, se podrían llenar diez y mas estadios olímpicos. Es una situación trágica Nos deja heridas profundas y nos distingue. como un chorro a presión de llave abierta, que amenaza con ser rutina en nuestra pobre, vergonzante y combativa vida política nacional.
Cabe señalar la existencia de quienes no califican como portadores de dos caras. Ahí están Carlos Urzúa y Germán Martínez Cáceres, políticos mexicanos admirables, de principios y una sola y única cara.
El hecho de que el partido oficial haya decidido no establecer un Fondo de Reconstrucción para Acapulco y demás municipios afectados por el huracán Otis, es difícil de creer. AMLO le está midiendo el agua a los camotes, para seguir alimentando a su Tren Maya, en tanto el grupo de “Acuérdate de Acapulco”, pernota en plazas públicas capitalinas en su intento de entrevistarse con él para pedir ayuda. Así las cosas, la Cámara de Diputados resuelve por mayoría aplastante de MORENA, no aprobar varias iniciativas a favor de establecer dicho fondo, presentadas por el Frente Amplio por México y la senadora Xóchitl Gálvez. Nuestra patria llora.