BORREGUÍSIMO VS. DEMOCRACIA
¿Quiénes son borregos y quienes pastores? Los primeros siguen a un pastor y reciben dádivas y beneficios de él o ella, quienes a su vez, asumen conductas pastorales. Se ha hecho referencia al borreguísimo social, al borreguísimo mental, al borreguísimo político y otros. Aquí me referiré al borreguísimo electoral, que hoy nos azota en escala mayor y que próximamente será puesto a prueba para beneficio del partido oficial.
Borreguísmo electoral es el que se practica para llevar a las urnas a ciudadanos carentes y/o flexibles de criterio propio. Donde existe es porque los borregos son buscados, identificados, alimentados y premiados por un pastor, con capacidad de dorar la píldora y convencer con obsequios. La existencia del rebaño depende de la existencia del pastor. La existencia del pastor depende de la existencia del rebaño. Cada uno depende del otro.
El pastor es un personaje que sabe dirigirse al rebaño. Habla en su idioma. Habla bonito. Sabe como arriarlo, como caer bien y prometer aunque no cumpla, pero que ilusione, pues bien se sabe que los borregos tienen corta memoria, en especial si se les llena la barriga con “apoyos”. En caso de que esto suceda, los borregos cumplirán con los deseos, órdenes y directrices del pastor o sus subordinados, sub-pastores y amansados en espera de oportunidad para también pastorear.
La democracia entendida como el gobierno del pueblo, es una belleza de la filosofía política, siempre y cuando (i) se practique por un grupo pequeño de ciudadanos (libres) e iguales como la ateniense o (ii) que el concepto no se salga del libro. ¿Qué mejor que el pueblo con toda libertad elija a sus gobernantes? En grupos pequeños. En la plaza pública. En la asamblea del pueblo.
Pero actualmente las “democracias modernas” se dan en grandes númros de ciudadanos, entre desiguales, con capacidades económicas y culturales diferentes, por lo cual surge, casi por generación espontanea, el pastor arriando su rebaño. La competencia entre pastores que compiten con dineros, dádivas, publicidad, aceptación, etc., arrebata al pueblo la posibilidad de pensar y votar con libertad. En pocas palabras, la desigualdad socaba la democracia.
Hace unos días volví a ver un video que refleja la enorme dificultad de un ciudadano en seguir una conducta diferente a la de su comunidad. Una maestra advierte a los alumnos de su cátedra que apenas inicia, que como siempre, existe algún estudiante que llega tarde, lo que le permitirá hacer un experimento. Enseña una carpeta verde y les pide a todos que cuando ella pregunte qué color tiene, que todos digan que es roja. Un minuto después entra el alumno retrasado. Después de explicar brevemente la importancia de una postura filosófica, pregunta uno tras otro a seis alumnos el color de la carpeta verde que muestra en la mano. Todos contestan que es roja. Finalmente le pregunta al que llegó tarde y este, que obviamente se percata que la carpeta es verde, contesta que el color es rojo. El alumnado suelta la carcajada general. ¿Qué sucedió? Que el alumno retrasado no tuvo el valor de contradecir al grupo. Se aborregó.
En cualquier comunidad que se sepa que el voto es libre y secreto, de antemano se conoce quienes se oponen al partido oficial y/o que otro partido apoyan. He ahí un candidato a ser excluido de premios, ayudas y dádivas, por quien tiene los medios para hacerlo, por lo que mas le valdrá guardar silencio, desde meses antes de la votación. La individualidad se castiga por el pastor con apoyo de la masa que le pasa la información. No cualquiera se atreve a ser llanero solitario, pasar hambres y ser tratado como el paria del pueblo.
Es tiempo de que la humanidad revise posturas. Son muchas las “democracias” que no funcionan como tales. Dentro de ellas se incluye a México. Con muchísimos obstáculos a través de su historia y sin que dejen de presentar graves dificultades actuales, podría afirmarse que, debido a la fuerza de su economía y el nivel del estado de derecho prevaleciente, la democracia ha sido buena solución en los EUA, pero es un error que la promuevan en otros países con idiosincrasias, economías, sistemas judiciales y electorales, así como historia y tradiciones diferentes. Habrá que meditar a profundidad soluciones para cada país, para cada caso, ya que las mal llamadas democracias venezolana, cubana, nicaragüense y muchas mas, son espejismos faltos de solidez y credibilidad.