DE POLÍTICOS ENOJADOS Y POLÍTICOS CONTENTOS. LOZANO ENOJADO. AMLO FELIZ.
Una pregunta a tiempo y una respuesta polémica: ¿qué ha ganado AMLO desde que su actitud es la de un hombre feliz, con una sonrisa a flor de labios y hasta dicharachero; y que gana el director de FRENA con siempre aparecer enojado contra el mundo, lo que incluye a los miembros de su organización? Son dos posturas diametralmente opuestas. ¿Cuál es la mejor para quienes ejercen la política, se comunican a diario con sus correligionarios y desean atraer a su causa al mayor número de ciudadanos?
Hubo una época en la que AMLO vivía enojado contra el mundo que lo obligaba a alinearse, reunirse con quienes despreciaba, mascar derrotas, aceptar imposiciones, perder frente a los suyos y ganar pocas batallas. Tuve la oportunidad de verlo en una oficinita en el PRD donde confirme la cara hosca de mirar esquivo, maneras ariscas e insociables, lo que también proyectaba por televisión. Durante la hora y media que un grupo de fundadores de una agrupación política nacional estuvimos con el, no sonrió. Sólo lo hizo con mueca forzada, al despedirnos. Años después, recuerdo haberlo visto en un noticiero con una sonrisa y una actitud bonachona que me sorprendió. Su gesto acunaba una risita a punto de serlo. Dibujaba el retozo de quien espera tranquilo la pregunta y provoca en quien le escucha curiosidad por la respuesta. Al expresarse surgió lo dicharachero: “Yo no tengo muchos años, lo que pasa es que estoy aflojado en caminos de terracería”. Fue entonces que le noté la barba partida y los ojos de perro satisfecho y seductor. Me dije que con seguridad había sido aleccionado por expertos en mercadología. El político al cien por ciento había nacido. Cubría todos los ángulos. Hoy es difícil encontrar a otro político mexicano mas hábil.
Gilberto Lozano, director de FRENA, es un empresario-político dedicado y reiterativo que ha sabido convocar el enojo y la frustración de mucha gente, pero en este momento se encuentra frente a una decisión toral: FRENA requiere de nuevos líderes que sepan proyectar la imagen que a AMLO le ha dado jugosos resultados. Lozano proyecta la figura del empresario-oficinista enojado, que carece de humor y no sabe sonreír. Todas sus comunicaciones son de un alto grado de cólera (“escúchame López…”) y a últimas fechas de quien desesperado intenta convencer con voz enérgica y altos decibeles. Además de cometer el error de descalificar grupos sociales y ostentar a FRENA como el grupo de los puros (ver mi artículo de la semana pasada, “FRENA se enfrena”), ahora empieza a regañar a miembros de FRENA y ciudadanos en general (“tú eres responsable de los homicidios que a diario suceden en nuestro país, tú eres responsable de ….). Aparentemente su deseo es lograr mas adherentes, pero equivoca el discurso. Añade censor: “No será comodidad, cobardía, intereses particulares o patear el bote para delante de muchos, para darle vuelta a LA DECISIÓN CLAVE: ANDRÉS LÓPEZ debe ser despedido…”.
El pueblo mexicano se caracteriza por su amabilidad (aunque hay un México profundo que herido es todo lo contrario). Opino que por “las buenas” se abre y sabe analizar con hondura. La comunicación del político mexicano exitoso es la sonrisa, la cara amable, la mano franca, de lo que el AMLO hoy da clases. En tales circunstancias, el pueblo responde. No lo hace con textos de profesores harvardianos que enseñan sistemas seguidos en otros países para otras idiosincrasias, que bien pueden convencer a la clase media alta, pero no a quienes desconocen libros de esta índole y mucho menos los van a adquirir y leer.
A esta alturas, AMLO ha decidido, como viejo lobo de mar, darle a FRENA y a su grupo inexperto cuerda larga, con la que solitos se cuelguen. ¿Sabrá FRENA rectificar? ¿Tendrá la capacidad de sumar otros líderes y no sólo repetir a Gilberto Lozano como la única figura relevante, quien ya empieza a oler a caudillo? El tiempo lo dirá.