EL FISCAL AL QUE LE LLEGÓ LA HORA DE LA VERDAD
He aquí una pregunta difícil o fácil de contestar: ¿qué hacer cuando después de una vida dedicada a promover y defender la democracia, se encuentra el camino bifurcado entre ser fiel a décadas de lucha o cumplir con el jefe político? ¿Será este el caso de José Agustín Ortiz Pinchetti, actual titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, funcionario público nombrado por AMLO y el titular de la Fiscalía General, que tiene a su cargo la investigación, prevención y persecución de los delitos electorales?
José Agustín escribió el libro “La Democracia que Viene” (Editorial Grijalbo, 1990), ha estado comprometido con las mejores causas a favor de la democracia, fue Consejero Ciudadano del Consejo General de IFE (1994-96) y ha llevado a cabo otros actos, que sumados lo hacen un paladín de la democracia y su indispensable génesis, las elecciones limpias y justas. No es fácil encontrar a alguien con mejores credenciales para el cargo que hoy desempeña; sin embargo, en esta época electoral, surge la duda de si habrá de beneficiar a Morena, partido político del que es fundador y a AMLO, con quien se ligó a partir del 2000, al aceptar el cargo de Secretario General de Gobierno del entonces Distrito Federal que presidió nuestro actual Presidente.
La Ley General en Materia de Delitos Electorales (Artículos 7 al 20 Bis), establece un enorme listado de conductas que constituyen delitos electorales, dentro de las que destacan: (i) solicitar votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación; (ii) presionar a otro a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición; (iii) organizar reuniones o transporte de votantes el día de la jornada electoral, con la finalidad de influir en el sentido del voto; (iv) utilizar bienes, fondos, servicios o beneficios relacionados con programas sociales con fines electorales; (v) ejercer cualquier tipo de presión sobre el electorado para votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición; (vi) usar o permitir el uso de los recursos públicos, bienes, fondos, servicios, o beneficios relacionados con programas sociales con la finalidad de incidir en el electorado; y como una novedad relevante, (vii) llevar a cabo actos de violencia política contra las mujeres en razón de género.
En recientes presentaciones y entrevistas (que pueden consultarse en You Tube), José Agustín ha manifestado su interés y mano firme para recibir denuncias por delitos electorales y su satisfacción y entusiasmo por las palabras del Presidente, frente a la reciente derrota de Morena en Coahuila: “perdió Morena pero triunfó la democracia”. También ha subrayado como uno de los delitos mas graves la manipulación de programas sociales con fines electorales, pero ha insistido en que las denuncias deben estar acompañadas de pruebas.
Ante la denuncia de AMLO sobre el uso de tarjetas/promesa por parte de Adrián de la Garza, candidato a gobernador de Nuevo León, la Fiscalía General ha manifestado que se le ha abierto expediente de investigación, pero nada ha mencionado sobre el caso de otros candidatos tarjeteros, que incluyen a la candidata de Morena a la gubernatura de la misma entidad federativa. Cabe señalar que “abrir expediente de investigación” puede ser intimidatorio, pero de ninguna manera constituye consignación ante la autoridad judicial, lo que no ha ocurrido hasta la fecha.
También existe consternación entre la ciudadanía por el mal uso de programas sociales para fines electorales (Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, Tarjetas Ayuda Covid-19, etc.) y las visitas de los “servidores de la nación” y personal de Morena a las familias de escasos recursos para otorgarles diversos beneficios.
La postura de José Agustín puede ser la de guardar silencio (semejante al mutismo actual del Presidente de la Suprema Corte de Justicia, al que le dediqué una Hormiga) o convocar a una rueda de prensa para aclarar lo anterior, lo que desde el punto de vista de los gobernados sería lo mas conveniente. El que espera desespera, pero no existe otra alternativa. Lo cierto es que le ha llegado la hora de la verdad en lo mas íntimo de su ser y nosotros como ciudadanos de a pie desconocemos el fondo de la olla, privilegio de la cuchara grande que él representa. Nosotros somos meros platos que habrán de recibir, para bien o para mal, el resultado del guiso. Mis mejores deseos por que prevalezca la legalidad y la justicia.