EL OSO DEL GANSO Y LO QUE REVELA
Razón del asombroso embrollo: Boeing 787-8, Matrícula XC-MEX, usado como avión presidencial, con autonomía de 11 horas de vuelo, capacidad para 230 pasajeros, tripulación incluida. Cuenta con recámara, baño completo y oficina presidencial.
López Obrador, a quien la vox populi ha apodado El Ganso, ha sido el actor principal de esta comedia, la que aquí se ha dividido en varios actos que bien pueden ser materia de una pieza teatral. Vale aclarar que lo que a continuación se deja asentado, es la descripción somera de los hechos, sin darle entrada a la ficción:
PRIMER ACTO
Escena Uno. El actual Presidente de México afirma: “El avión faraónico que compró Calderón y disfrutó Peña, es propio de emperadores. No lo tiene ni Obama. Como ejemplo de austeridad, cuando llegue a la presidencia voy a vender el avión y con el dinero voy a construir nuevas carreteras y presas, favorecer pueblos de Hidalgo y ayudar a que los indocumentados irregulares que entran al país. Crearé bienestar social.”
Escena Dos. Como Presidente en funciones, el 3 de diciembre de 2018 envía a EUA el avión para su venta. Mas de 12 meses después informa que no se pudo vender: “El avión ha estado en California por mas de un año y no lo hemos podido vender. El costo de mantenerlo allá es muy alto, por lo que lo vamos a regresar.” Ofrece a los EUA canjearlo por “equipos de rayos X, ambulancias, tomógrafos, laboratorios”. No encuentra respuesta, por lo que no se pudo canjear.
Escena 3. En enero de 2020, el avión regresa a México. A principios del mes siguiente, AMLO anuncia que está estudiando rifar el avión a través de la Lotería Nacional que emitirá 6 millones de “cachitos” de $500 pesos cada uno, con lo que estima recaudar tres mil millones de pesos, igual al costo de la aeronave. Exhorta a los empresarios a comprar 20 millones de pesos y regalarlos entre los empleados. Ofrece que invitará al pueblo a subirse, para que vean con sus propios ojos cómo vivían los funcionarios de regímenes anteriores.
Escena 4. Aparecen los “memes” de la población mofándose en el sentido de que si se sacan el avión no van a saber qué hacer con el ni donde estacionarlo. AMLO se ríe y ofrece que se apoyará al ganador con uno o dos años de mantenimiento y cuidado en el hangar presidencial e indica que la rifa se llevará a cabo el 5 de mayo.
Escena 5. En la Gaceta Parlamentaria de 5 de febrero, se publica la propuesta de Morena de enmendar leyes (el Artículo 132 de la Ley General de Bienes Nacionales, así como los Artículos 31 y 38 de la Ley Federal para la Administración y Enajenación de Bienes del Sector Público), con el objeto de incluir la rifa y el sorteo en los procedimientos de enajenación de bienes considerados patrimonio de la nación. Es decir, que la ruta que la rifa que AMLO desea es un acto que no está admitido por las leyes de la materia, por lo que se requiere modificarlas.
SEGUNDO ACTO
Escena 1. AMLO anuncia que siempre no se va a rifar el avión, que se va a rifar dinero. Que habrá 5 series y en cada una el premio será de 20 millones de pesos. Que cada serie se dividirá en 60,000 enteros, cada uno de los cuales tiene 20 cachitos, lo que se traduce en un millón 200 mil boletos. Por tratarse de 5 series, se venderán 6 millones de cachitos a $500 cada uno, lo que suma una venta total de 3,000 millones de pesos, que excede la cantidad de $130 millones de dólares que se ha informado es el avalúo hecho por las ONU.
Escena 2. AMLO expresa la posibilidad de mantener el avión en los hangares de la Fuerza Aérea y que se podría ofrecer en renta. Aún no se sabe si se va a poder, y cita a los 200 empresarios mas poderosos del país, para que se comprometan a comprar cachitos de la lotería. Informa que la rifa del dinero no se llevará a cabo el 5 de mayo, sino el 15 de septiembre.
Escena 3. El 12 de febrero de 2020 se realiza la cena en Palacio Nacional, donde se reparte a los empresarios un formato a ser depositado en una ánfora. Deben escoger entre contribuir 20, 50, 100 o 200 millones de pesos. Al día siguiente, nuestro Presidente feliz y orgulloso indica que se han obtenido compromisos por 1,500 millones de pesos y que los tamales de chipilín que se sirvieron estaban muy sabrosos. Se niega a informar quienes no contribuyeron, al expresar que no todos asistieron por estar fuera del país o alguna otra razón importante.
Escena 4. La prensa y diversos medios exponen lo vergonzoso del acto de la cena, donde los empresarios acuden y ofrecen contribuir, bajo obvia coacción, temerosos de perder la gracia presidencial que ha venido otorgando a voluntad propia importantes contratos para obras y servicios del gobierno, sin licitación pública.
TERCER ACTO
Aun no se escenifica.
Primera llamada. Primera llamada.
La Hormiga
Esta insólita comedia donde El Presidente de México es actor principal, mas que humorística es patética y revela una verdad: la ignorancia toma rasgos distintivos de dinamita, cuando se le acerca el fuego del poder, acompañado de la prepotencia de quien cree saber. La ignorancia con iniciativa es una bomba a punto de estallar, la que en este caso esta condimentada con el resentimiento de AMLO contra los empresarios, quienes en un pasado no muy distante apoyaron la campaña que lo presentó en pasadas elecciones como un peligro para el país.
La famosa cena de tamales queda para la historia como un acto vergonzoso que estigmatiza al empresariado nacional. Empresarios desunidos, temerosos, que a pesar de sus inmensos patrimonios permiten que se les intimiden públicamente. Ignominia, infamia, inmoralidad, humillación, son palabras que surgen del hecho que de continuar hasta sus últimas consecuencias acarreará deshonra, estigma y descrédito ante los ojos de la ciudadanía. ¡Qué vergüenza señoras y señores empresarios!
Si así maneja AMLO la venta/trueque/rifa/renta del avión presidencial, con cambios de opinión frecuentes y un enredo de la madeja que se le deshilacha cada vez que se acerca al micrófono en sus mañaneras, resulta entendible el caos que existe en temas tan importantes como la salud y la seguridad de los mexicanos, además de la economía, obra pública, energía, cultura, relaciones internacionales y muchas mas. El cargo del Ejecutivo Federal es administrativo. Es capitán del navío que la ciudadanía le encomienda. Dirigirlo como marinero borracho traerá graves consecuencias al país.
Convenzámonos de una vez por todas, que los acercamientos que se puedan hacer con nuestro Presidente, los argumentos que se esgriman para que cambie algunas de sus decisiones, por nefastas y perjudiciales que sean para el país y para millones de mexicanos, no lo van a hacer cambiar de rumbo, por la simple y sencilla razón de que su fama, su cargo, su aura, su popularidad y hasta sus ingresos dependen de que defienda su postura a ultranza. Upton Sinclair, escritor estadounidense, indicaba lo difícil que es hacer que una persona entienda algo, cuando sus ingresos dependen del hecho de que no entienda.
A lo anterior debe añadirse el modus operandi de nuestro Presidente, en el sentido de escoger como segundas manos a personas de escaso talento y recursos, que al ser designados tienen plena conciencia de que jamás volverán a ocupar un cargo similar, ni a recibir tamaños ingresos. Gente que besan el suelo que pisa su Jefe Máximo y que por supuesto no se atreven a contradecirlo. Uno, entre muchos ejemplos, fueron los tristes y lastimosos hechos de hace unos meses en Culiacán, cuando se mal planeó la captura y posterior liberación del hijo del Chapo Guzmán. AMLO no puso en duda la actuación de sus designados encargados de la seguridad de la Patria, que continúan disfrutando del apoyo de su Jefe Máximo y él de su lealtad.
Finalmente cabe añadir, que solicitar dádiva pública a los empresarios puede entenderse como un acto contrario al Foreign Corrupt Practices Act y a las reglas de la Security Exchange Commission, ambos de EUA, lo que puede acarrear demandas contra AMLO y los empresarios, además de multas y sanciones a aquellas empresas que coticen sus acciones el las bolsas de valores en EUA y México, conforme a la Ley del Mercado de Valores, lo que sería materia de estudio para especialistas en la materia. Debe tomarse en cuenta que el dinero de los accionistas que se destine a adquirir cachitos de lotería, se está erogando en un fin distinto al pactado con ellos y en el objeto social de las empresas. Es decir, que puede considerarse como una violación contractual que puede llevarse ante las autoridades administrativas y los tribunales correspondientes.