EN BUSCA DE PRESIDENTE.
Todos los países tienen una cabeza visible que dirige la administración pública. Las soluciones y títulos varían dependiendo de historia y tradiciones: presidente, primer ministro, monarca, emperador, príncipe, faraón, tlatoani, etc. La pléyade ha sido por lo general de personas que han decepcionado a sus pueblos. En las últimas décadas, son contados los bien recordados, por haber mejorado aspectos como salud, educación, economía, justicia, seguridad y otras áreas. En los últimos años, especialmente los del régimen obradorista, México se ha significado por desaprovechar un sinnúmero de oportunidades, las más desconocidas, de las que nunca supimos su posible interés. Además, se han dado pasos hacia atrás, al tirar a la basura mucho de lo ya alcanzado, lo que es cierto en todas las áreas de la administración pública federal.
López Obrador ha sido un mal compañero de viaje, pues difícilmente puede asegurarse que haya sido y aun sea Presidente, cuando todo lo que le interesa es su imagen, el tema electoral para preservar su desafortunada 4T e intentar concluir sus obras faraónicas, carentes de sentido. “Por sus obras los conoceréis”, son palabras de Jesucristo (Evangelio de San Mateo), que elimina del juicio de la historia con respecto al palabrerío mañanero a costa de nuestros impuestos, con el que nos tiene abrumados.
Hoy, México está en busca de un nuevo Ejecutivo Federal, sea mujer u hombre. Alguien sensato, que tome vacaciones dos veces al año, reciba consejos, decida en grupo y sepa aquilatar, evaluar y sobre todo, respetar el cargo y lo que conlleva. Las mujeres llevan la delantera, lo que en lo personal, celebro.
No debemos volver a elegir otro Presidente como AMLO, falto de bondad, piedad y benevolencia, que prefiere gastar en comprar votos y acarreados para apoyar la permanencia de su 4T, que en la salud del pueblo que sufre y muere por falta de medicinas y servicios médicos. Tampoco en quien toma el micrófono de la nación, el que se paga con nuestros impuestos, para polarizar con señalamientos diarios sobre “nuestros adversarios”, “los conservadores”, “los corruptos”, “los deshonestos”, “los ricos”, “los pobres”, “los aspiracionistas” y demás vocablos y frases, que han venido a provocar violencia en la población, aumentando notablemente los índices de inseguridad.
¿Cómo podríamos evitar repetir el voto mayoritario equivocado de 2018? Ayudaría hacer un listado, sumado a lo ya señalado, de lo que queremos y no queremos. Considero que el Presidente de México, ya sea mujer u hombre, debe:
1. Comprender las facultades, obligaciones y relevancia del cargo de Presidente de la República y respetarlo.
2. Ser cabal cumplidor de la ley. La ley es la ley. Así de sencillo. Es una frase dilapidadora que toma raíz en la Roma Antigua: “dura es la ley pero es la ley” (dura lex sed lex).
3. Evitar actuar con resentimientos que perjudiquen a enemigos reales e imaginarios. Hacer de la magnanimidad, sello característico del cargo.
4. Gastar el dinero de nuestros impuestos con la sabiduría y cuidado de un buen amo o buena ama de casa, evitando destruir lo construido sin la debida ponderación de expertos y la ciudadanía. Entender que saber gastar es cualidad de competentes instruidos. Para gastar sin control, no se requiere ciencia alguna.
5. Ser respetuoso de la división de poderes. Evitar denostar e insultar a miembros de los otros poderes, sobre todo, abusando del micrófono de la nación.
6. Evitar actuar como jefe de partido político, al presionar a legisladores y magistrados de su grupo político, a votar en tal o cual sentido.
7. Cumplir con la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que otorga a cada secretaría ciertas facultades, por lo cual no debe conferir o transferir a su antojo, facultades de una a otra, creando con ello súper secretarías y debilitando a otras.
8. Evitar todo pacto, convenio e inclusive saludos públicos, con miembros del crimen organizado, ordenando clara y públicamente a las fuerzas armadas a combatirlo.
9. Representar a México en el extranjero, acudiendo a reuniones, conferencias y congresos internacionales de jefes de estado.
10. Cumplir con la política tradicional mexicana de no intervención en los asuntos internos de otros pueblos y naciones.
11. Evitar dañar la educación de los niños, mediante el adoctrinamiento de ideologías propias de evaluación de ciudadanos adultos.
12. Darle a la salud del pueblo la importancia que requiere, sintiendo en carne propia el dolor de los enfermos y familiares.
13. Evitar mofarse del dolor ajeno.
14. Garantizar la libertar de expresión de periodistas y de tránsito en el país con seguridad.
15. Proponer al poder legislativo federal, la reducción de las causales de prisión preventiva oficiosa, a efecto de reducir el actual hacinamiento en las cárceles.
16. Gobernar, respetando el tiempo del Presidente y comunicarse con el pueblo cuando sea necesario, no diariamente y menos, como líder chistoso.
Es deseable que el nuevo Ejecutivo Federal sepa integrar, motivar y respetar a su equipo, promoviendo soluciones grupales. Saber escuchar, delegar y asumir responsabilidades con visión amplia, sería un lujo envidiable. El Presidente debe estar consciente de haber llegado a la cúspide política, lo que implica no hacer menos a quien honor merece.