LA CARTA IMPROPIA Y EL CIRCO DE CULPAS
Algunas preguntas de fácil contestación: ¿Es conveniente que un padre regañe a su hijo(a) frente a sus amigos? ¿Qué impresión dio Trump al empujar a codazos a mandatarios de otros países para salir al frente de la foto o cuándo dejó a Ángela Merkel con la mano extendida al negarse a saludarla? ¿Estos son actos ilegales?
Las respuestas son evidentes. Al padre debe aconsejarse que todo tiene su lugar y conveniencia; a Trump, que nada gana con actuar como brabucón de barrio y finalmente debe afirmarse con contundencia que no se trata de conductas ilegales. Sencillamente son impropias y “fuera de lugar”. Son contrarias a los convencionalismos sociales.
Elegir a quien ha de gobernar implica no sólo el aspecto positivo de elecciones limpias, incluye la sabiduría de saber gobernar a los electores y al resto de la sociedad. La carta que el pasado lunes 15 de marzo de 2021 mandó AMLO al Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, tiene la legitimidad de ser firmada por quien fue electo en elecciones limpias, pero es impropia de su cargo.
Gobernar, como el propio AMLO lo dijo al principio de su mandato, “es fácil”. El problema no es “gobernar” con facilismo. La sabiduría yace en “la forma de gobernar”. La política, lo mismo que la diplomacia y el matrimonio, está en los detalles, lo que por cierto descuidó Trump con sus brusquedades.
He aquí algunos aspectos relevantes de la carta:
1. AMLO solicita al Ministro Presidente de la SCJ, que el Consejo de la Judicatura Federal revise la competencia del juez Juán Pablo Gómez Fierro y lleve a cabo “una investigación para esclarecer [su] actuación”, debido a la suspensión provisional que otorgó en el caso del amparo interpuesto contra la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y por aplicar “de manera oficiosa la suspensión a quienes no lo solicitaron”. Existe clara respuesta en la Ley de Amparo para lo segundo y un procedimiento de apelación que seguramente se está siguiendo. Aprovecharse del cargo presidencial para solicitar que se siga un procedimiento especial no previsto en la ley, es un abuso de autoridad al que se le ha dado curso por razones meramente políticas.
2. Señala a “personas, organizaciones y empresas afines al antiguo régimen… que tenían como modus operandi la corrupción y el influyentísmo”. Afirma que se trata de “los violadores mas tenaces de la Constitución y las leyes de la República”. Su palabra debe de ser en todo caso materia de una denuncia, de lo contrario se convierte en “presunción de culpabilidad”.
3. Termina con lo que se antoja una amenaza de ejercer “…. a plenitud mis facultades como presidente de la República…. no callaré ante el pillaje y la injusticia”. Esto es totalmente inadmisible. Es una bravuconada que podría entenderse como el intento de intimidar a los jueces y ministros de la SCJ, ya que el Presidente dispone del ejército y en general de la fuerza pública.
Los comentarios anteriores pueden ser inocentadas de mi parte, frente a la conveniencia para AMLO de iniciar un circo de culpas e imputaciones contra el Poder Judicial Federal, ya que además ha anunciado que habrá mas quejas contra jueces (“ya se acabó aquello de que no se puede tocar al intocable”, dijo). Sabe que el pueblo no simpatiza con los jueces y logra el aparador que necesita para acusarlos de intentar detener a la 4T y los beneficios que otorga con sus programas sociales. El uso de rudeza política (con publicidad gratis), donde lo “impropio” deja de ser relevante, puede servirle para ganar votos en las elecciones de 6 de junio.
AMLO sabe poco de poco, pero lo que sí sabe es politiquear. Necesita un distractor para las próximas elecciones. Un Gran Distractor. Requiere de una gran olla donde pueda meter a quienes se opongan a la ejecución de sus planes. Quiere mantenerla encendida y caliente a los ojos de la gente que le aplauda su “fuerza moral”, al enfrentar jueces corruptos que se atreven a oponerse a sus designios e inclusive a los ricos y políticos que menciona en su carta. Viene a colación el cinismo de Ezra Pound: “Gobernar es el arte de crear problemas cuya solución mantiene a la población en vilo”.
Su habilidad politiquera es tal, que ha colocado al Poder Judicial en lo que los estadounidenses llaman un catch 22, que consiste en que conteste como conteste la SCJ y la Judicatura, AMLO los podrá calificar de corruptos y encubridores, ya sea que despidan al juez o jueces (ya que otro se sumó recientemente) involucrados o por el contrario los confirmen en su puesto; y con ello lograr votos para lo que se avecina. ¿Quién quiere ser político?