LOS JUECES: HÉROES SOCIALES

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Algunas preguntas: ¿qué importancia tienen los jueces en la sociedad? Toda. Son quienes dirimen las controversias inevitables entre los humanos en lo personal, en grupo, en familia, dentro de las comunidades y en el país entero. ¿Se puede vivir sin personas jueces que conozcan las reglas que se han adoptado (Constitución, leyes y reglamentos), que sean profesionales de su interpretación y aplicación y que además estén dispuestos a asumir los riesgos que su cargo implica? ¿Estos riesgos son serios? ¿Pueden poner en peligro su integridad corporal y paz, inclusive la de sus familias y allegados? Por supuesto que sí.

Copio parte de la crónica que escribí bajo el título de “¿Por Qué?”, relativa al esfuerzo ciudadano de modificar la justicia penal, consistente en la adopción de los juicios orales, que se incluye como segunda parte en mi novela publicada en 2018 titulada “El Francotirador de Palacio Nacional”. Ahí relato la siguiente anécdota que me tocó vivir:

“…. Un ministro de la Suprema Corte de Justicia nos pregunta con voz airada al subrayar una obviedad:

—¿Cómo pretenden establecer un proceso oral en el que vamos a estar a la vista del crimen organizado? Nos van a ver de frente. ¡Correremos enormes riesgos!

—Señor ministro—, le espeta Ernesto Canales, que empieza a pasar muchos días del mes en la capital, involucrándose cada vez mas. Lo hace con la mirada fija que lo distingue cuando requiere seriedad. [A la postre, él me substituye en la Presidencia del Instituto Mexicano Para la Justicia.]

 —¿Considera usted que Saddam Hussein y sus seguidores son personas peligrosas? Fue al menos tan peligroso como los criminales mexicanos. No sé si usted habrá visto por televisión como fue juzgado por quienes lo vieron cara a cara, durante días y días que duró su proceso y que finalmente lo condenaron a morir en la horca.

Seguido del silencio en la sala de juntas de la judicatura federal, donde fuimos recibidos por un grupo, en el que además estaban varios magistrados, apoyo a Ernesto:

—Los jueces son héroes sociales. Son un verdadero ejemplo para la ciudadanía. Pero, no es una profesión sin riesgos. Después del juicio de Saddam Hussein, sus juzgadores regresaron a sus casas, de donde salen a la banqueta a comprar cigarros. Si ustedes no quieren ser jueces, renuncien —. Lo que provoca que nos atraviesen con miradas de pistola….”

No estamos acostumbrados a que un juez se oponga al Presidente de la República. La semana pasada Juan Pablo Gómez Fierro, titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa, especializado en Competencia Económica lo hizo, al considerar inconstitucional la reforma eléctrica que él Ejecutivo propuso al Poder Legislativo,  bajo la “directiva” de que no se le cambiara una sola coma, conminando a los jueces desde su tribuna mañanera a no oponerse a su voluntad.

Qué grato ha sido ver y vivir este momento. Qué grato es observar a un juez encarnar las palabras de Piero Calamandrei (Elogio de los Jueces): “El juez es el derecho hecho hombre; sólo de este hombre puedo esperar en la vida práctica la tutela que en abstracto me promete la ley; sólo si este hombre sabe pronunciar a mi favor la palabra de la justicia, podré comprender que el derecho no es una sombra vana… se sitúa en la iusticia (justicia), no simplemente en el ius (la ley),… porque si el juez no está atento, la voz del derecho queda desvaída y lejana, como las inaccesibles voces de los sueños.” Y le habla de cara al juez con estas palabras: “…. de todo lo que me es íntimamente mas caro, usted es custodio y fiador; en usted saludo la paz de mi hogar, mi honor y mi libertad.”

En lo personal agrego: iudex habemus (tenemos juez). Su conducta, que también es la del juez primero de la misma materia Rodrigo de la Peza,  puede y debe contagiarse a los poderes judiciales de toda la República y al foro en general. Pero además debe introducirse en la mente, en el sentir y en el alma de la ciudadanía que debe ver con admiración y enorme respeto la conducta imperturbable de estos jueces, que nos están indicando que México bien vale el precio del riesgo de aplicar la ley en justicia. En ello va la salud y el progreso de nuestra patria.

No niego que existan jueces corruptos. Imposible saber si son los mas. Pero lo ocurrido es portento de esperanza por un país donde impere el estado de derecho.