LOS SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN

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El 14 de septiembre de 1813, en momentos difíciles para el movimiento insurgente, José María Morelos escribió y publicó bajo su nombre, Los Sentimientos de la Nación. Sumarizó en esos momentos álgidos, desde su punto de vista, el sentir de la mayoría. Frente a las dramáticas elecciones que se avecinan, en mi capacidad de ciudadano mexicano de a pie, y con enorme respeto y reconocimiento al mencionado padre de la patria, listo lo que a mi leal saber y entender son los sentimientos que hoy tenemos la mayoría de los mexicanos:

1.    Que podamos habitar, transitar e invertir, con seguridad para nuestras personas, familias, bienes, posesiones y derechos.

2.    Que la educación que imparta el Estado sea laica, pública, inclusiva, universal, gratuita y de calidad, por lo que debe estar a cargo de profesores altamente preparados y altamente remunerados (ya que en su labor descansa la mejora y futuro del país).

3.    Que se reconozcan y respeten los logros democráticos y la presencia del Instituto Nacional Electoral y la legislación que se le relaciona.

4.    Que en materia electoral federal se limite el número de partidos políticos a tres, prohibiéndose las coaliciones entre ellos para efectos de determinar el número de votos ciudadanos obtenidos a su favor; y se reduzcan considerablemente los fondos que éstos reciben de las arcas públicas para su operación.

5.    Que aquellos que compitan en elecciones libres para cargos de diputados y senadores en la federación y los estados, aprueben los exámenes cívicos y culturales que se señalen en ley, como requisito para registrar su candidatura.

6.    Que quienes laboran como jueces en los poderes judiciales federal y estatales, queden sujetos a dictamen anual de su patrimonio y en caso de encontrarse enriquecimiento ilegítimo de su parte, se les impongan la mas altas sanciones de prisión y económicas que determine la ley y se les prohíba ejercer la función por la cual son sancionados, por un término igual al de su ejercicio como empleado de dichos poderes, mas diez años.

7.    Que se reconozca y respete la propiedad privada mueble e inmueble y que la casa de cada persona  sea ante la ley “un asilo sagrado” (como lo escribió Morelos), señalando penas estrictas para los infractores.

8.    Que se reconozca y respete el derecho de los padres a educar a sus hijos hasta cumplir la mayoría de edad, por lo que deberán quedar obligados a su manutención, cuidado y educación compartida con la escuela.

9.    Que se reconozca y respete la libertad de expresión y la libertad de cultos.

10. Que se reconozca y respete a la igualdad entre el hombre y la mujer, sancionándose con especial rigor a quienes incumplan con lo anterior o abusen de su fuerza para dañarlas en su vida, libertad, familia, posesiones o derechos.

11. Que se reconozca y respete a la salud como un derecho humano a ser protegido por las leyes y el Estado, quien debe asumir el costo correspondiente.

12. Que las erogaciones relacionadas con los presupuestos federal y estatales, únicamente puedan ejercerse mediante aprobación de las comisiones integradas por ciudadanos y funcionarios públicos que con el cargo de “comisarios” sean electos, en el entendido de que su actuación nociva quedará sujeta al mismo rigor que la señalada anteriormente para los jueces; y que la disposición de dichos recursos no se deje a la decisión de cualquier otra persona, ya sea Presidente de la República, gobernadores, miembros del gabinete federal o estatal, director o cualquier cargo público.

Quedan en el tintero mas sentimientos que la brevedad de este artículo permite, pero basten los anteriores para señalar deseos torales de la ciudadanía que anhela de los candidatos conciencia de sus responsabilidades y capacidad para alcanzar soluciones. ¿Cómo lograr que se le de respuesta a estos sentimientos? Aquí quedan como expresión ciudadana. Al candidato que busca un cargo de elección popular y una vez que lo ocupe, le tocará ver que hace con ellos. Si los medita o se los come. Si considera que son importantes o no le interesan. Aquí quedan, para que sepan como pensamos muchos ciudadanos de a pie.