LA MONARQUÍA MEXICANA Y LÓPEZ OBRADOR. PRIMERA PARTE.
AMLO sueña con acercarse al pensamiento y conducta de Juárez; sin embargo, su pensamiento, deseos, conducta y actitudes, son los de Antonio López de Santa Anna, hombre nefasto y de ingratos recuerdos en nuestra historia del siglo XIX, debido a sus decisiones egoístas, que no tomaron en cuenta al país ni a los mexicanos. Santa Anna intentó y fue El Monarca Mexicano. Se reinado duró casi once años.
Conforme avanzo en la narración de mi última novela, “Ambición”, me he percatado de dicho parecido. Copio la narrativa que hace uno de los personajes narradores principales (Gideon Vernon), sobre hechos que motivaron la independencia de Texas y la ulterior pérdida del 50% de nuestro territorio:
“En diciembre de 1836, se emitieron las llamadas Siete Leyes Centralistas, que modificaron la Constitución federalista de 1824. Posteriormente en mayo de 1837, se emitieron las leyes secundarias correspondientes. El resultado fue la transformación de los estados de la federación en departamentos, cuyas cabezas, a partir de entonces, fueron designadas por el Presidente [Antonio López de Santa Anna] desde la Ciudad de México, sin voto ni intervención ciudadana, suprimiendo las elecciones de gobernadores e inclusive, otorgándole al Presidente el derecho de designar a los legisladores locales. Al Presidente, también se le dió el derecho de suprimir la Suprema Corte de Justicia y disolver el Congreso Nacional….
El llamado “centralismo”, es simplemente, la restauración de la monarquía. Si toda decisión de relevancia se adopta en “el centro”, quien sea cabeza ahí, será monarca. Los términos de “presidente”, “ejecutivo”, “primer ministro” o cualquier otro, se usan en el centralismo, para encubrir los verdaderos de “monarca”, “emperador”, “rey”, etcétera. Se estableció una mentira, un embuste engaña bobos, para hacer rey a Santa Anna, quien se erigió de facto en monarca…. Santa Anna gusta ser llamado “Alteza Serenísima”. Nada puede ser más anti republicano. El título de Presidente que se mantiene en ley, es irrelevante. La substancia fue y es, suprimir la federación….
Conforme he conocido la idiosincrasia mexicana, me percato e impresiona el deseo nacional de tener un hombre fuerte, guía de la nación. Los mexicanos en general, no están preparados, ni desean “elegir”. Requieren ser dirigidos por un ser superior portador de la fuerza y la verdad, quien, inclusive designa a quien habrá de sucederlo. Desean un emperador, un caudillo, un tlatoani a quien alagar, y recibir de su real persona la gracia de conceder graciosamente, lo que su real voluntad decida.
El 2 de marzo de 1836, Texas declaró formalmente su independencia y constituyó La República de Texas…. destapándose una serie de eventos que han culminado en importante pérdida territorial para México.
El suceso es triste, pero la intención condicionada de separación de los texanos, fue anunciada con meses de separación. Personas ilustres, al mando de Sam Houston e inclusive con la influencia de Steve Austin (quien meses después falleció), no deseaban la independencia y así se lo hicieron ver al centro, pero no querían ser gobernados por autoridades localizadas a meses de distancia, las que, para llover sobre mojado, ahora les impedían elegir a su gobernador. El centro, receloso del hecho de que sus decisiones fueran cuestionadas por los gobernadores y los congresos locales, no aceptó la necesaria soberanía de cada estado, base de una legítima federación. A Santa Anna, las leyes y limitaciones siempre le han estorbado.”
La monarquía ha estado presente en nuestro país, desde los primeros años de la independencia, cuyo propósito fue expulsar a España y los españoles y no la remoción de la monarquía. El establecimiento de una república democrática, como lo han venido estableciendo nuestras constituciones, son buenas intenciones, textos emitidos por personas adelantadas, lejos de lo que piensa y razona la mayoría ciudadana, de la que hoy, apenas, se está desprendiendo con grandes esfuerzos, la clase media.
Es sintomático el hecho de que el 24 de febrero de 1821, A. Iturbide y V. Guerrero proclamaron el Plan de las Tres Garantías: (i) independencia de España, (ii) religión católica oficial y (iii) la monarquía como organización política; y de que el 21 de julio del siguiente año, A. de Iturbide haya sido coronado Emperador de México.
Son varias las monarquías mexicanas que no han sido consideradas como tales. Un claro ejemplo son las Siete Leyes Centralistas de Santa Anna, en vigor durante casi once años, con la presencia en la silla presidencial de Santa Anna o gobernando desde su Hacienda Manga del Clavo. ¿Será posible que AMLO pueda repetir la historia desde su Rancho La Chingada?
En la próxima Hormiga me propongo tratar (i) las formidables diferencias entre AMLO y Benito Juárez; y (ii) las varias monarquías mexicanas que son más de dos.