LOS JÓVENES Y EL AMOR LÍQUIDO
Frente a la cercanía de las elecciones y su importancia para nuestra democracia, es indispensable intentar conocer a los jóvenes y las razones de su apatía. Conviene dedicar tiempo en saberlos. ¿Qué piensan? ¿Están demostrando su desprecio frente a los errores de sus mayores? Antes, con sólo escuchar que deberíamos luchar por lograr y defender la democracia, era suficiente para motivarnos. Hoy ya no lo es.
Dada la importancia de la clase media en las próximas elecciones, me concentraré en los jóvenes clase medieros. De entrada, conviene recordar el apotegma que hizo famoso al filósofo español, Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (Meditaciones del Quijote).
¿Cuáles son las circunstancias de los jóvenes de hoy? Me refiero a personas entre 20 y 40 años de edad. Resaltan varios aspectos a los que me referiré como “circunstancias” en las que viven los jóvenes de hoy:
Primera circunstancia: comunicaciones y tecnología. Impactan en el centro de la tesis, de quien intenta convencerlos de la importancia de votar.
Debido a la comunicación y tecnología actual, los jóvenes están en contacto con el mundo entero. Trabajan en su oficio o profesión de manera instantánea, tienen ingresos, establecen relaciones personales, juegan partidos de ajedrez o comparten entretenimientos de videojuegos, que simulan experiencias en pantalla u otro dispositivo electrónico, con cualquier otro ser que se encuentre en el globo terráqueo o volando sobre el mismo, sin importar idioma, nacionalidad, sexo, edad, raza, religión, etc. Lo anterior incluye relaciones con robots, equipos y sistemas informáticos con inteligencia artificial (IA). No requieren residir en un país o ciudad determinada, lo que presumen y comparten con su pareja del momento, como forma de vida sin dependencias y en ejercicio de su más preciado anhelo: la libertad.
A la persona mayor lo rodea lo histórico, lo intelectual, lo físico y lo espiritual. Al joven lo rodea lo mismo, pero además lo virtual y la IA de creciente relevancia, lo que crea en él cierta petulancia generacional de ver a las anteriores generaciones con cierto desprecio. Están “out”.
Segunda circunstancia: el amor líquido. El polaco Zygmunt Bauman, sociólogo crítico e importante pensador (1925-2017), publicó en 2003, “Amor Líquido” (en español, FCE, 2005 y 2022). En el capítulo denominado “Sobre la Dificultad de Amar al Prójimo” en esta época, escribe: “… un compromiso del tipo “hasta que la muerte nos separe” en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza, se parece cada vez más a una trampa que debe evitarse a cualquier precio.” Añade que hoy la gente dice ante algo que gusta: “es muy cool”. Considera que el término es adecuado, ya que “… los actos e interacciones de los seres humanos pueden tener muchas características, pero no deben ser cálidos…. Invertir sentimientos profundos en la relación y jurar fidelidad implica correr un enorme riesgo: eso lo convierte a usted en alguien dependiente de su pareja… Las parejas laxas y eminentemente revocables han reemplazado…”, al modelo de generaciones anteriores. El amor entre los jóvenes de hoy, es “amor líquido”, inmerso en nuestro moderno mundo líquido.
El joven de hoy busca la relación de puerta giratoria de entrada por salida y lo hace como homo consumens, sumergido en la publicidad que lo avasalla, ya sea que se encuentre trabajando, de vacaciones, corriendo, en la práctica de sky en el norte de Italia, como espectador, etc. Vive decepcionado de no poder alcanzar la riqueza o la belleza de quienes aparecen en las fotos y videos publicitarios. Huye de la palabra “compromiso”, inclusive en el trabajo y anhela viajes y aventuras únicos a costo reducido. La fragilidad de los vínculos se convierte en modus vivendi.
No pretendo entrar a una discusión filosófica sobre temas como el amor al prójimo, su búsqueda, las contradicciones, el sufrimiento y otros relacionados, para los que me declaro falto de estudios, preparación e incapaz. Lo que aquí anhelo es recapacitar a vuelo de pájaro, sobre la visión y posturas de los jóvenes, para intentar conocerlos.
Tercera circunstancia: Deseo de evitar la escuela. No se trata de un fenómeno nuevo, pero sí creciente, al grado de que en los EUA ha surgido una organización denominada “School Avoidance Alliance”, con el fin de asistir a padres y alumnos en la solución del problema. Por falta de espacio, no comento mayormente sobre el tema. Sólo proporciono el enlace en internet: School Avoidance Alliance: Facts, guidance, resources and support