¿MARCELO EBRARD?

¿Marcelo Ebrard Casaubón (63 años) es indeciso, cambiante y berrinchudo? Ha pasado por tres matrimonios y seis partidos políticos (PRI, Verde Ecologista, Partido Centro Democrático, PRD, Movimiento Ciudadano y MORENA). Al último lo tiene amenazado con renunciar. Tiene en su haber 5 hijos. Es grandote, pues mide 1.86 mts de altura.

Nació en la Ciudad de México, descendiente de abuelos franceses, primogénito de siete hermanos, hijo de familia fifí con residencia en Coyoacán, vecino del Indio Fernández. Fue educado en el Colegio Simón Bolívar (primaria y secundaria), Universidad La Salle (preparatoria), Colegio de México (Licenciatura en Relaciones Internacionales), donde se graduó en 1984. Cursó la especialidad en administración pública en la École Nationale d’administration en Estrasburgo, Alsacia, Francia, escuela de privilegio, donde se educaba la elite francesa para el desempeño de altos cargos públicos. A partir de 2021, su denominación tomó el título democrático de Institut National du Service Public.

Ha sido Subsecretario de Relaciones Exteriores (1993), diputado federal (1997), Secretario de Seguridad Pública de Distrito Federal (2002), Secretario de Desarrollo Social en la misma ciudad (2005), Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (2006-2012), Presidente del Consejo Mundial de los Alcaldes sobre el Cambio Climático (2009), Secretario de Relaciones Exteriores (2018-2023) y a partir de junio de 2023, una de las “corcholatas” de MORENA que recorrió el país en busca de ser el coordinador de la 4T y el candidato presidencial del partido para las elecciones de 2024.

Es político curtido en las buenas, las malas y las regulares, con 41 años de servicio público. Su colmillo deja surco. Ha sido aceptado y rechazado; ha desempeñado su cargo con expresión de estar satisfecho y molesto se ha auto exiliado en Francia “en un apartamentito” según sus palabras, a lamerse las heridas; ha cedido el paso a otros en espera de su turno y tragado grueso cuando lo anticipado no se le ha cumplido…. y todo indica que, en su larga carrera hacia la presidencia, su gran sueño, “le están haciendo de chivo los tamales”. <<No se vale>>, se repite en la mente y por ello, sin no hay de otra, va a dar la pelea, la cual ya inició con algunas participaciones viscerales ante los medios.

Su relación con López Obrador (quien ha sabido evaluar las fortalezas y debilidades de las personas) es de más de 29 años. Data de la militancia de ambos en el PRI y cuando Ebrard fue nombrado secretario general de dicho partido en el Distrito Federal (1989-92), encargado de ganar las elecciones de diputados, asambleístas y senadores. Es una larga relación en la que destaca el haber cedido a AMLO, sin hacerle frente y con tersura política, la candidatura de MORENA para las elecciones presidenciales de 2018, anticipando el apoyo del partido y del propio López Obrador, para 2024. Esto lo sintió más cercano, cuando representó al país en conferencias y reuniones internacionales, como Secretario de Relaciones Exteriores, pues AMLO se negó a asistir, entre otras cosas, por su deficiente manejo del idioma inglés.

Cabe agregar que una de las posturas y tesis públicas y abiertas de Ebrard ha sido, la necesidad de incentivar el crecimiento de la clase media, quienes representan el 37% del electorado y no el 51%, lo cual estima debe lograrse pronto.

Entre otros malos momentos para Ebrard, se recuerda (1) su destitución por el Presidente Fox (7.12.2004), al cargo de secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, con motivo del linchamiento de policías federales en San Juán Ixtayopan, Tláhuac,  (2) su responsabilidad por la tragedia de la discoteca New’s Divine (20.junio.2008) donde fallecieron 12 personas –9 jóvenes y 3 policías– en medio de un fallido operativo policiaco, y (3) su participación en la construcción y apertura apresurada, de La Línea 12 del Metro de la CDMX.

Después de las fuertes y recientes aseveraciones de Ebrard contra Claudia Sheinbaum (“no me voy a someter a esa señora”) y llamar “cobarde” al presidente de su partido, Mario Delgado, agregados al trato distanciado de Sheinbaum hacia él, la presentación de una denuncia ante el Tribunal Federal Electoral contra la Comisión de Honor y Justicia de MORENA, para admitir su impugnación al proceso interno del partido, surge la pregunta: ¿qué sigue para Ebrard?

Opción uno: doblar las manitas, quedarse en MORENA y aceptar un premio de consolación en el gabinete de Claudia o en el Congreso. Lo que Loret de Mola califica como “un ridículo de notables dimensiones”;

Opción dos: Esperar que “la campaña” de Claudia Sheinbaum no prenda y AMLO “ordene” a la referida Comisión de Honor y Justicia admitir la denuncia de Ebrard y resolver a su favor. Como diría AMLO, usarlo como Plan B;

Opción tres: Unirse a otro partido como Movimiento Ciudadano de Dante Delgado y ser designado como su candidato a la presidencia de la República. Dentro de esta opción, también cabe la adhesión al Frente Amplio por México y a la candidatura de Xóchitl Gálvez;

Opción cuatro: Enfrentarse a López Obrador dividiendo a la militancia, lo que serían pésimas noticias para MORENA, con las elecciones de 2024 en puerta. Ebrard tiene el manejo y conocimiento político necesario y el tesoro de su corta edad, digo, para éstas lides. Un ejemplo del movimiento de fichas políticas, es el señalamiento que han hecho diputados de MORENA afines a Marcelo Ebrard. Acordaron promover cambios al paquete económico del 2024, enviado por AMLO, para lo cual, dijeron, “podrían negociar con la oposición”, si en su bancada no acceden a realizar los ajustes. Estos diputados suman el número necesario para evitar la aprobación “en automático” a la que está acostumbrado AMLO y le impedirían contar con los fondos necesarios, según su entender, para 2024. Seguramente, Ebrard tiene otras fichas bajo la manga.

El lanchón de la 4T está haciendo agua.

Ignacio Gómez-Palacio