NUESTRA PRECIADA SOBERANÍA. ¿REALIDAD O FICCIÓN?
Corría el año de 2003 cuando me habló por teléfono mi mamá. Lloraba. ¿Qué te pasa mamá? ¿Qué sucede?.... Ay hijo, si tu papá viviera…. en la zapatería Canadá de la esquina, esta ondeando una bandera de los Estados Unidos. La pusieron los de la tienda. ¡Tu papá la hubiera arrancado! Y no paraba de llorar y llorar.
Esta es mi cuna y la de mis hermanas y primos de nuestra generación. No se me olvidará la pregunta de niños a mi papá. ¿A quien de nosotros quieres mas? Primero esta México, nos contestaba solemne, después su mamá y luego ustedes por partes iguales. Con frecuencia nos leía los encendidos versos de mi duranguense abuelo Antonio, publicados en la Gaceta Oficial del Estado (21.feb.1915), mismos que mi hijo recitó en la secundaria (1985):
“Yo te amo, patria, con amor inmenso;
Que el cariño de un hijo es mas intenso
Cuando su patria llora….”
Actualmente mi hijo reside en Toronto, adoptó la nacionalidad canadiense y dudo que se acuerde del poema y menos aún que lo sienta como nos hizo vibrar a su abuelo, bisabuelo y a mí. ¿Dónde ha quedado ese amor a México, a lo que es ya raro identificar como “Patria”, así con mayúscula, salvo en los discursos oficiales?
En los 50´s y hasta mediados de los 70´s recuerdo que a quienes regresaban con carros inmensos que adquirían por trabajar en los EUA, les llamábamos “pochos” lo que era un término peyorativo cercano a “traidores”. No era gente con la que uno deseara trabar amistad.
Recuerdo con coraje cuando vi la primera camiseta con el letrero de “Don´t Mess With Texas”, en el pecho de quien seguramente no sabía historia ni inglés. Hoy veo miles de letreros en inglés en camisetas. Quienes las adquieren, generalmente de vendedores piratas, lo hacen por los colores y vista, sin importarles el mensaje que anuncian gratis. Recientemente me sorprendí de un maestro de obras que sabe leer, inclusive planos arquitectónicos, junto con quien instala el sistema eléctrico de una casa de 5 recámaras, que desconocían el hecho de que México estuvo en guerra contra los EUA y menos de que habíamos perdido gran parte de nuestro territorio. Es de sobra conocido, la gran cantidad de mexicanos que desean salir del país a trabajar permanentemente a los EUA y Canadá, lo mismo que a migrantes que transitan por el país. No son muchos a los que les interesa la soberanía de nuestro amado México, ni saben y ni desean saber el significado, quizás porque México no ha sido tan bueno con ellos como para les importe.
La influencia colonizadora del norte lleva muchos años de empujar. Ya Carlos Monsiváis, refiriéndose a los 50’s y 60’s del siglo pasado, se auto definió como parte de la “primera generación de norteamericanos nacidos en México”, lo que desde entonces se ha acrecentado al punto de llenar los estadios de futbol soccer con juegos de futbol americano profesional, donde los árbitros anuncian sus decisiones por altavoces en idioma inglés. Existen ciertas áreas como Los Cabos y Cancún, donde puede afirmarse que es difícil escuchar hablar español.
Resulta sintomático recordar que hace varias décadas se prohibía expresamente en nuestra Constitución y se veía con horror, tener doble nacionalidad. A quien tal falta incurría se le despojaba de la nacionalidad mexicana. Hoy dia es usual y hasta motivo de presunción, además de considerar quien ostenta tal doble calidad, es una persona internacional, con apertura al mundo y con cierta aura atractiva y viajera.
La proliferación de academias de enseñanza de inglés llevó a una de las mas destacadas a invertir en Brasil, lo que fue un fracaso debido al poco interés de los brasileños en aprender “ese idioma extranjero”. Seguramente es también el caso de otros países de Sudamérica. La lista de influencia es enorme: canciones y grupos musicales (algunos que se anuncian como “los mejores para aprender inglés”, programas televisivos, películas, publicidad que incluye espectaculares, etc. Llevamos décadas de copiar a los “americanos”, a quienes así identificamos, a pesar de que nosotros pertenecemos al mismo continente.
Cabe indicar el hecho de que a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre México, EUA y Canadá (1994), en centro y Sudamérica, gran parte de la población considera que hemos dejado de ser latinoamericanos para convertirnos en norteamericanos. Es del todo cierto que el mexicano promedio interesado en la noticia internacional, tiene preferencia y por ende mayores conocimientos de lo que sucede en el norte, en comparación con los acontecimientos al sur de nuestras fronteras.
En la actualidad, lo que antes era un rechazo a lo estadounidense, (es decir “lo pocho”) ha sufrido una “contracultura”, y se considera signo de modernidad, signo de “estar en la onda”.
¿Hacia donde vamos?
La Hormiga Arriera
Todo cambia. Nada es permanente. Y la historia de la humanidad es un ejemplo de ello. El hombre primitivo que habitaba con su pequeña familia se une con otros para mejorar seguridad y alimentación. Cuando el personaje líder junta familias en una superficie mayor surgen los feudos. En diversas partes del mundo surgen reyes, emperadores, sultanes, etc. que unifican feudos y pequeños reinos. En occidente, surgen las ciudades-estado, entes políticos soberanos que se componen por una ciudad y escaso territorio. Claros ejemplos de ello fueron Venecia y Barcelona.
Se podría generalizar al indicar que la unión de las ciudades-estado forma las naciones, como es el caso de España, aunque la historia nos enseña que diversas naciones anexan y pierden territorios, como es el caso de Alemania, Francia, la Unión Soviética, etc.
Sirva lo anterior como base para mencionar que a pesar de los dolores y guerras de la humanidad en el desarrollo de las diversas comunidades que la integran, desde hace varias décadas se ha venido identificando, fundamentalmente desde el punto de vista económico a “regiones” en el mundo. Una de ellas es la región de Norteamérica. Otra obvia es la unión europea, que surge en 1993 y se solidifica en 2009 (con el Tratado de Lisboa), misma que ha desarrollado sistema jurídico y político como un organismo internacional, que integra economías bajo una gobernanza común pactada centímetro a centímetro.
Bajo estas circunstancias e influenciados por el colonialismo del norte al que antes de ha hecho referencia, surge la pregunta: ¿Cómo habrá de negociar México su soberanía en el futuro? ¿Cómo definir “soberanía” a la luz de las circunstancias actuales. Recuérdese que los diferentes Estados que integran la República Mexicana, igual a aquellos que integran la Unión Americana, se ostentan “libres y soberanos”, esto a pesar de haber cedido parte de su soberanía a la federación, como ha sido el no tener ejército propio, ni la facultad de emitir moneda y ser representado en el exterior por el gobierno federal, independientemente de otras consideraciones como una legislación comercial común. En el caso mexicano (históricamente centralista), son muchas mas las áreas en la que los estados no intervienen, como son los temas laboral, procesal penal, comunicaciones, sanidad, etc.
Varios autores han indicado que la soberanía es económica o no es soberanía. México, está muy lejos de ser considerado un país económicamente soberano, sobre todo en esta época de interdependencia comercial mundial. La unión comercial de México, EUA y Canadá acerca a la región a detentar mayor soberanía económica, pero como región, no como países en lo individual. En realidad, actualmente, en la medida en que el comercio mundial se ha incrementado, ningún país puede ser considerado económicamente soberano. Difícilmente puede afirmarse que México es un país soberano, lo que viene a colación en virtud de las recientes afirmaciones de AMLO de mantener y proteger la soberanía nacional.