¡SIRVIÓ PARA CONOCERNOS Y SABERNOS!
El pasado domingo 26 de febrero de 2023, fui a la Manifestación Rosa en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México. Mucha gente entusiasta, carteles de apoyo al INE y el voto, rosas frente a la puerta de La Suprema Corte de Justicia…. pero no estábamos preparados para lo que sucedió.
Aunque anticipábamos un tumulto, la alegría de unirnos por la defensa de nuestros principios e instituciones, nos hizo parte de un alma colectiva, orgullosa de su legitimidad. Entre desconocidos nos sonreíamos unos a otros. Ninguno era acarreado. Estábamos por voluntad y esfuerzo propio. Partícipes de la gran emoción de ser ciudadanos respetuosos de sus autoridades y animosos de expresarnos colectivamente.
En las pocas calles aledañas que no fueron cerradas (igual que estaciones del metro cercanas), por el gobierno asustado y a la defensiva, corrían ríos de gente. Algunos solos. Muchas parejas y grupos numerosos. Algunos en silla de ruedas y empujando carriolas. Otros con la bandera nacional y pancartas escritas en casa, sobre cartulinas con plumón que pagaron de su bolsillo. Algunos, sosteniendo con un amigo, dos extremos de mantas adheridas a palos de escoba: “López Vete para tu Casa”, “Yo defiendo al INE”, etcétera. Llegué por la avenida Madero. Debido a mi altura, observé a los cientos de personas varias cuadras adelante, que atestaban la calle. Se me cerró la garganta y sentí quebrarme de alegría. Los ojos se me mojaron y me enorgullecí de ser mexicano. ¡Así sí, México!, me dije. Cero agresiones, pintas o vandalismos. Los comercios abiertos. Sanborns atascado de quienes llegaron a desayunar. Eran la 9:30 am. Mi prima Isaura, mi esposa Jocelyn y quien esto escribe, quisimos llegar temprano, pues en la multitudinaria manifestación anterior de 13 de noviembre, no pudimos entrar a la explanada del Monumento a la Revolución, impedidos por tantísimos manifestantes. Esta vez, ¡no nos queríamos perder ni un minuto de lo que fue un hecho histórico!
Mientras esto sucedía en la capital del país, en más de 100 ciudades de provincia y del extranjero, mexicanos unidos, con inmenso amor por México, nuestra manera de ser, nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra Constitución y leyes, nuestros logros y más, también se reunieron a manifestar su rechazo al llamado Plan B, iniciativa del Presidente López Obrador, que modifica, contrario a lo señalado por nuestra constitución, varias leyes federales. El momento era y es álgido. Dicha iniciativa ha sido aprobada por ambas cámaras legislativas federales, dominadas por MORENA. La intención es controlar desde el gobierno las elecciones, disminuirle facultades al INE, eliminar cientos de cargos clave y reducirle considerablemente el presupuesto. Un verdadero sueño del priismo dictatorial y antidemocrático de los 50´s del siglo pasado.
El INE no es un organismo gubernamental. Es un organismo ciudadano, que, debido a su honestidad operativa, ha permitido la alternancia de diversos partidos políticos en cargos de elección popular. Esto no le gusta a nuestro Presidente, ni a su partido político MORENA. Quieren carro completo. ¡Su carro, por supuesto! Por ello, y en anticipación a los procesos electorales de 2023 y 2024, desean arrebatarnos el control de las elecciones a los ciudadanos.
MORENA, que entró al poder debido al honesto conteo del INE, en una actitud de “gracias por recibirme en tú casa, ahora salte que me la voy a apropiar”, ha decidido apropiarse la puerta de entrada y la casa.
¡NO LO VAMOS A PERMITIR!
Mi querido amigo Daniel, radicado en Coatzacoalcos, que anticipaba que ahí no habría manifestación, se sorprendió al ver y unirse a un grupo de gente que salió a la calle por motu proprio a marchar. Lo mismo ocurrió en muchísimas ciudades, donde la ciudadanía triste y afligida por mentiras y fraudes, salió a defender lo suyo.
¿Qué sucedió, además de la protesta multitudinaria?
Que nos conocimos. Que ahora sabemos, sin duda alguna, de nuestra existencia. Que podemos volver a reunirnos y aumentar el número de participantes. Que representamos un Gran Fuerza Ciudadana deseosa de vivir en democracia. Que la que tenemos nos satisface y la vamos a defender. Que no somos un país de borregos y mucho menos mascotas. Que demandamos una autoridad electoral confiable. Que México no es un paisito del que el dictador en turno pueda disponer a su antojo, en tanto mantiene al pueblo contento con un puñado de maíz y bandas de cantantes.
AMLO nunca ha podido reunir a mil voluntarios. Su solución es la dádiva, el cash y la corrupción, como lo va a hacer el próximo 18 de marzo, cuando se auto lavará el cerebro al abrir los brazos para recibir la ovación de los acarreados, en cientos de camiones, a quienes les entregará $500 o $1,000 por cabeza, tortas, refresco y paseo. Amor pagado no es amor. Se llama prostitución.