EL ENIGMÁTICO SILENCIO DE CHINA

Decir China, es decir otro mundo. Otra manera de ser y de pensar. Otras soluciones. Otros números en historia, población, territorio, etnias, armamento, recursos, etc. Poco es tan sintomático como la frase que los mexicanos repetimos al decir “está en chino”; y es que no sólo es otro idioma, escritura, color de la piel, alimentación, densidad poblacional, etcétera, sino otra manera de observar el mundo y su contorno.

En el invierno/primavera de 1989, durante varios meses, impartí clases de Operaciones Internacionales de Negocios en las universidades de Hong Kong y Beijing. No viajé como turista. Fui a trabajar invitado por dichas instituciones. Tuve oportunidad de conversar con profesores colegas, estudiantes, juristas y funcionarios gubernamentales. Unos cuantos días antes de la matanza de la Plaza de Tianamen, observé a jóvenes emocionados pasear a la vuelta y vuelta, a La Diosa de la Democracia y la Libertad, fabricada en situ con cartones y pintura blanca. Y de manera importante y trascendental para mí, sentí el tamaño del país y la dificultad de entender un elefante que cualquier crítica del exterior le llega como mosquito en la piel gruesa del lomo. A finales de mayo me tocó escuchar el tra-tra-tra de las ametralladoras en la noche, en lo que fue el inicio de la represión de 1989.

No es mi deseo narrar la fuerte experiencia que viví, dentro de lo que destaca la desaparición de la estatua de 20 mts de altura de cemento de Mao durante la noche, en el campus (Bei Da) de la universidad donde residí y despertar para ver pasto donde unas horas antes presidía el gran líder rojo.

He meditado sobre la postura que China ha tomado frente a EUA y Rusia en la “Guerra de Ucrania”, un silencio que no toma partido y que a todas luces le conviene, sin tener costo alguno y sí en cambio beneficiarse con la venta de materias primas y productos terminados y quizás por compras a precio de ganga, de lo que a Rusia se le prohíbe adquirir.

Un ejemplo fundamental de “lo chino”, es el texto de la Constitución China, que en la primera parte denominada “Preámbulo”, indica que es “uno de los países de mas larga historia del mundo…. [con] una brillante cultura y ….una gloriosa tradición revolucionaria.”. Añade que el país se encuentra en la fase “primaria del socialismo” y “así continuará por un largo período”, señalando que la modernización de dicho socialismo se hará con “características chinas”, lo que es un enigma.

La Constitución en vigor fue adoptada el 4 de diciembre de 1982. Ha sido enmendada varias ocasiones. La última modificación es de 11 de marzo de 2018. En su Artículo 6 estalece que: “La base del sistema económico socialista es la propiedad socialista pública de los medios de producción”. Indica que “el sistema de propiedad pública socialista sustituye y reemplaza al sistema de explotación del hombre por el hombre, al aplicar el principio de “a cada quien de acuerdo con sus habilidades, a cada quien conforme a su trabajo”. Agrega: “En esta etapa primaria del socialismo, el Estado detenta el sistema económico básico, en el que la propiedad pública es dominante y otras formas de propiedad se desarrollan a su lado… y en el que diversas modalidades de distribución coexisten.”

La terminología es imprecisa y ambigua, lo que permite a las autoridades chinas autorizar “otras formas de propiedad” o decidir lo contrario, en base al hecho de que “la propiedad pública es dominante”, pero no excluyente. En pocas palabras, las “características chinas” permiten que convivan al mismo tiempo, el régimen capitalista y el régimen socialista/comunista.

En razón del obligado resumen que impone este editorial, baste lo anterior, para darnos cuenta de que no es posible obtener certeza, con base en ley china, para decidir de cierta manera o a la contraria.

Cabe agregar que así como Rusia invoca derechos históricos y poblacionales  sobre la Península de Crimea y Ucrania, China tiene igual postura con respecto a Taiwan, lo que se establece en su Constitución, como “el deber de todo el pueblo chino…. [para]…. alcanzar la grandiosa obra de reunificación de la madre patria” (octavo párrafo del Preámbulo). En este sentido, simpatiza con la Rusia de Putin y aguarda.

Todo indica que por el momento, China mantendrá su enigmático silencio. Hacerlo es conveniente para China…. pero ¡nada es para siempre!