EL GRAN NEGOCIO DE LA POBREZA
Pregunta: ¿Se puede encontrar dinero y poder en la pobreza? ¿Puede encontrarse mucho mucho dinero y mucho mucho poder? Difícilmente dirán algunos, pero poca duda existe que varios han venido a demostrar lo contrario. Desafortunadamente para lograrlo, se debe invertir enorme cantidad de tiempo en conversaciones de uno a uno, en foros de grupo y barrio y de pueblo en pueblo, lo que no permite estudiar y prepararse para saber cómo desempeñar importantes cargos de elección popular, como el de Presidente de México. El país no es fácil de gobernar. Requiere de decisiones torales en áreas tales como gasto público, seguridad, crimen organizado, salud, comercio internacional, etc. Por ello, las pifias están a la mano, ya que en general vienen acompañadas por la soberbia del ignorante.
¿Cómo se logra encontrar dinero y poder en la pobreza?:
El dinero: Quien conoce la solución de llenar con cerros de billetes a líderes populares, obreros y campesinos que crean dificultades al “sistema” y decide aprovecharlo para su beneficio, ha dado el primer paso importante. Empieza por buscar entre el racimo de opciones, una causa justa y popular y organiza a los vecinos pobres de su colonia y áreas aledañas y/o miembros de su sindicato, para protestar; cierra calles, carreteras, vías férreas y/o pozos petroleros, prometiendo remuneraciones a quienes apoyen la causa, a sabiendas de que a mayor bulla mayor será el monto de la billetiza a recibir. Cuando el PRI se encontraba en el poder con escasa credibilidad y temor a los movimientos sociales, acceder a este dinero era cosa sencilla. El siguiente paso surge espontaneo. De manera natural. Los medios contactan al jefe de la bulla y se encargan de darle presencia como líder de masas, primero local y después nacional, lo que le da capacidad de convocatoria y posibilidades de organizar protestas cada vez mas grandes, las que atraerán montos mayores. Se requiere de tacto político para irle dando tiempos, espacios y nuevos temas y caras a cada protesta. Para escaparse del riesgo fiscal, el dirigente evita la propiedad personal o familiar de bienes, especialmente suntuarios, lo que no le evita disfrutar de alimentos y estancias de lujo. Paga y recibe sólo efectivo y evita tener cuentas bancarias y tarjetas de crédito e inclusive inscribirse en cualquier lista o registro, como puede ser licencia de manejar, aunque algunos son imposibles de soslayar, como el pasaporte para viajar al extranjero.
El dinero que obtiene a lo largo de su trayecto, con debe parcialmente repartirlo entre su ayudantía principal, como quien reparte vasos de agua de un grifo perpetuo.
El poder: La masa bien remunerada en efectivo estará agradecida y verá a su paladín como proveedor a apoyar, en especial si este decide acceder a un cargo de elección popular que beneficiará al grupo, para lo cual lo seguirá al partido político donde se apunte e inclusive, llegado el caso, a obtener las “firmas” necesarias para registrar un nuevo partido, medida maravillosa para recibir cantidades millonarias del erario. El cabecilla deberá estar atento a las necesidades de “su gente” y de los “sub-cabecillas”, para poder ascender en la escala política, en general primero estatal y después nacional. Llega entonces a paladear las mieles del poder.
Una vez que se logra acceso fácil al dinero y al poder que otorga el puesto público, conviene criticar a los ricos, poderosos y extranjeros, postura siempre adecuada ante el pueblo, que lo acepta deslumbrado por la imagen de su prócer en la televisión o en la plaza pública de su municipio.
Así opera la democracia, es decir el gobierno del pueblo. Gobierna quien logra el voto de la mayoría, independientemente de su preparación o capacidad. El único requisito que se requiere en nuestro país es ser ciudadano con derechos políticos. Actualmente, las limitantes en ley y de facto, para cualquiera que desee acceder a un puesto de elección popular en México, son las pertenecer a un partido político, tener la habilidad mañosa para subsistir años antes y durante la campaña, y finalmente prometer hasta lo imposible al grupo aplaudidor que lo sigue. La figura del candidato independiente tiene restricciones difíciles de superar para entrar en la boleta electoral. En caso de ser electo, por no pertenecer a un partido político, la soledad será su compañera y le obstruccionará logros.
Habría que agregar que el carisma y la capacidad de comunicación del líder, son indispensables para hacer de la pobreza un gran negocio. No cualquier feo con sangre pesada lo puede lograr.