PANDEMIA Y URBANISMO CONSENSUADO: MATRIMONIO OBLIGADO Y VITAL

Pregunta: ¿Qué acciones deben tomarse para que la pandemia no cause daños colosales? ¿Cómo se pueden aminorar para beneficio comunitario? ¿Cómo puede y debe intervenir en ello el urbanismo?

Inicialmente caben los siguientes comentarios básicos sobre lo ocurrido en México y en la mayor parte del mundo, como consecuencia de la pandemia:

·      De un día para otro surgió la necesidad de (i) usar el zoom, por lo que profesores, niños, maestros de yoga, proveedores de bienes y servicios, mercados, etc., tuvieron que adaptarse al uso de plataformas en línea; (ii) adaptar el lugar de residencia para ser utilizado también como escuela y área de trabajo; y (iii) restringir las reuniones privadas y el esparcimiento presencial;

·      Se redujo el uso del transporte público y se aumentó el privado;

·      Se perdieron empleos y disminuyó el ingreso de las familias;

·      Se contrajo el producto interno bruto del país; y

·      El miedo, los tapabocas y desinfectantes llegaron a acompañarnos en nuestra vida diaria.

Los urbanistas son quienes estudian cómo ayudar a que las comunidades identifiquen sus problemas fundamentales, tales como alimento, proveeduría diversa, movilidad (metro, automóvil, bicicletas, etc.), salud pública, educación, redes sociales, habitación, crecimiento, etc.; en el entendido de que el urbanismo también puede informar sobre las soluciones adoptadas por otras comunidades. Esto obliga a llevar a cabo un necesario maridaje entre la pandemia y el urbanismo.

Se han vivido dos etapas que estamos cerca de concluir: (i) el período de respuesta inmediata ante la novedad epidemiológica y (ii) el período anterior a la vacunación generalizada, donde el contagio es la primera preocupación. El primer período ha concluido, en tanto el segundo está a unos cuantos meses de terminar. La nueva etapa, (iii) el período pos-vacunación es el que próximamente viviremos. Este, demanda tener un plan. ¡No hay tiempo que perder!, en especial, porque es factible que llegue una nueva etapa, (iv) el período de contagio de la cepa Delta, fusionada con la tercera ola, los que ya iniciaron su brutal presencia.

Es fundamental reconocer que no hay solución urbanista adecuada, sin la participación activa de las comunidades involucradas. Son las que conocen sus necesidades. Por ello debe difundirse la necesidad de celebrar reuniones comunitarias en las que deben seguirse las siguientes máximas, propias de toda buena urbanización: 1. Escuchar, 2. Identificar estrategias  y 3. Organizar su ejecución.

De la conversación pública de las comunidades surge la identificación de los problemas esenciales a solucionar antes de que la crisis que ya vivimos empeore, lo que acarrea el fortalecimiento del grupo. “En caliente ni se siente”, reza el dicho popular, lo que significa que debemos aprovechar la coyuntura para adoptar soluciones ¡ya!

El momento que vivimos es especialmente difícil para adoptar cualquier decisión general. Se requiere unidad en las comunidades, misma que surge cuando existe confianza en la soluciones propuestas, confianza en que la mayoría las va a cumplir y confianza en quienes dirijan y organicen la ejecución del plan a seguir.

Nuestra realidad hoy reporta que somos un país donde nuestro Presidente ha hecho todo lo posible para dividirnos y minar la confianza en quienes pueden ser tachados de neoliberales o conservadores por razones históricas, apellidos, lecturas, vestimenta, lugar de residencia, cultura, títulos académicos, color de la piel, etc., etc. En estas condiciones, el esfuerzo para intentar mejorar las condiciones del país donde vivimos por igual, ricos y pobres, fifís y chairos, es doblemente difícil. De ahí la importancia de llevar a cabo conversaciones públicas en las comunidades, las que convendría fueran organizadas por gente profesional apartidista, que no promueva ni empuje soluciones de beneficio político. Como se ha dicho, el plan ¡URGE!

Como conclusiones de este breve artículo se señala que (i) se requiere investigación con participación comunitaria, (ii) aprovechar la coyuntura, (iii) diseñar soluciones, y (iv) compartir los conocimientos adquiridos.


Mucha de la información aquí contenida la obtuve del borrador del artículo en preparación  Community Wellbeing: Lessons From the Pandemic (Bienestar Comunitario: Lecciones de la Pandemia), escrito por mi hijo Antonio Gómez-Palacio (https://twitter.com/aurbanist), socio principal de la firma DIALOG en Toronto, Canadá (https://www.dialogdesign.ca/our-team/people/antonio-gomez-palacio/) y urbanista de profesión, con proyectos en todo el mundo.